Lesiones de la columna lumbosacra

Se estima que en algún momento de la vida cerca del 80% de la población presentará al menos un episodio de dolor lumbar. Entre los factores que lo explican está el hecho de que el segmento lumbar es una zona sometida a una continua sobrecarga.

El dolor lumbar es uno de los síntomas que con mayor frecuencia lleva a consulta a los pacientes. Se estima que en algún momento de la vida cerca del 80% de la población presentará al menos un episodio de dolor lumbar. Entre los factores que lo explican está el hecho de que el segmento lumbar, debido a la bipedestación, es una zona
sometida a una continua sobrecarga, lo cual trae como consecuencia degeneración de estructuras anatómicas como los discos intervertebrales, el cartílago articular y sobrecarga muscular.

“El segmento lumbosacro es la zona del raquis en donde se producen con más frecuencia las lesiones en el deportista. Aunque pueden producirse en numerosas disciplinas deportivas, existe una incidencia más elevada en deportistas de alto rendimiento: levantadores de pesas, gimnastas, corredores de fondo, golfistas o futbolistas, entre otros”, explica el doctor Gustavo Blanco, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica de Hospital Perpetuo Socorro.

Entre las causas por lo cuales se pueden producir dichas lesiones tenemos los traumatismos directos, es decir, cuando los impactos se producen sobre la zona; e indirectos si el traumatismo es recibido en otra parte, por ejemplo el pie o la rodilla, y se transmite hacia la columna lumbar lesionándola, y la sobrecarga muscular, por la presencia de desgaste articular previo de la columna lumbosacra. Por su ubicación la zona lumbar puede ser asiento de dolor que se origina en la columna lumbosacra y tejidos blandos circundantes, pero también puede ser dolor referido de otras zonas como las caderas, de origen renal, abdominal o por dismetrías de miembros inferiores.

Por todo ello el médico debe realizar una adecuada historia clínica con interrogatorio y examen físico que incluya las zonas cercanas además de con la ayuda de métodos de imágenes como rayos x, tomografía axial computarizada, gammagrama óseo y resonancia magnética nuclear para establecer el diagnóstico y de esa manera indicar el tratamiento más acorde con la patología en cuestión. Entre las lesiones más frecuentes que afectan a la columna lumbosacra destaca la distensión lumbar musculo-ligamentario, la cual se produce por una disrupción de los ligamentos y/o fibras musculares. Pueden ser provocadas por sobreuso, falta de acondicionamiento físico, carencia de estiramientos y traumatismos. Produce dolor lumbar con espasmo muscular y limitación funcional, especialmente las primeras 48 horas.

Para su tratamiento se requiere un periodo de reposo, medicación analgésica, aplicación de frío local y estiramientos. Asimismo se encuentra la hernia discal aguda. Los discos intervertebrales son unas estructuras que se encuentran entre los cuerpos de la vertebras, amortiguando las cargas. Cuando se produce una lesión del disco que permite su deformación y la salida de parte de su contenido, puede llegar a producirse compresión de las raíces nerviosas que emergen de la columna. Los síntomas son dolor lumbar, acompañado de síntomas de compresión de raíces nerviosas como irradiación del dolor a extremidades inferiores, pérdida de fuerza así como hormigueo o adormecimiento de las extremidades inferiores.

En un gran número de casos puede ser tratado a través de métodos conservadores como fisioterapia y medicamentos mientras que en otros puede requerir de tratamiento quirúrgico, concluye el doctor Blanco.

 

Fracturas

Otra lesión posible es la fractura de la columna lumbosacra. Son poco frecuentes y se producen en deportes de contacto o de motor, generalmente durante un traumatismo de cierta intensidad. Si en estos casos se aprecia pérdida de consciencia del paciente, limitación funcional importante así como alteraciones motoras o sensitivas se debe descartar este tipo de lesiones.

Es importante la evaluación precisa en el lugar del accidente y que se remita al paciente a un centro médico que permita continuar con las valoraciones y pruebas para establecer un diagnóstico adecuado. El traslado debe llevarse a cabo de forma adecuada, con el paciente estirado y sobre superficie dura para evitar alteraciones
que puedan empeorar un posible daño neurológico. Algunas lesiones pueden ser tratadas de forma conservadora con ortesis si son estables y no hay daño neurológico mientras que en otros casos se puede requerir tratamiento quirúrgico.